Tras anunciar severas pérdidas, tanto la aerolínea española Iberia como la británica British Airways han coincidido en renunciar a distribuir el dividendo entre sus accionistas, congelando el sueldo de sus respectivos directivos y reduciendo en un 4 por ciento el número de sus vuelos con el común objetivo de reducir sus costes.
A este efecto, viajó a Londres el presidente de Iberia, Fernando Conte, para reunirse con el consejero delegado de British Airways, Willie Walsh.
Los problemas de estas dos importantes aerolíneas europeas, extensibles al resto de las grandes, están refrendados por la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) que revela que el tráfico aéreo en lo que toca a los pasajeros ha retrocedido un 3,1 por ciento en abril sobre igual mes del año pasado, en tanto que el de las mercancías se ha reducido en un 21,7 por ciento por quinto mes consecutivo.
