Informa también que se han creado 30 millones de empleos con creciente presencia femenina, aunque señala que alrededor de la mitad de estos empleos tienen la característica de ser trabajos precarios porque no cotizan en la Seguridad Social.
La consecuencia de esta situación es que los trabajadores no logran salir de la pobreza por los ingresos recortados que reciben, un perjuicio que la OIT sostiene que la sufre más del 28 por ciento de la clase laboral latinoamericana.
En una palabra, se trata de un trabajo precario que también es calificado como “trabajo negro” en el que los patrones no aportan para la Seguridad Social, quedándose con la diferencia.