(Aeronoticias).- Respeto.- Dice un dicho: respetos, guardan respetos. Definitivamente en el hablar y en el actuar, el respeto debe ser una constante. Es el valor de la civilización. Del hombre culto. No se puede ser ligero ni en el hablar ni en el actuar. Si comprendiéramos la magnitud de lo que significa respeto hacia uno mismo y hacia los demás, todo acto que realicemos se haría pensando en la otra persona evitando dañarla, entonces aprenderíamos el significado de lo que es ser asertivos y empáticos. La prudencia es el arma del sabio. Aunque otros no lo hagan, yo lo hago porque con ello demuestro que soy persona.
Solidaridad.- Es el eje de la humanidad. El principio único para la sobrevivencia y la protección de la raza humana. Otrora las sociedades y pueblos del mundo han aplicado este valor como un arma protectora, como una respuesta inmediata al egoísmo, materialismo e individualismo. Es el ejemplo más humano y digno de aceptar y aceptarnos como personas. Lo más sublime es el acto de “hacer el bien, sin mirar a quien”. Toda acción solidaria debe ser desinteresada y humanitaria. Hay que desechar el egoísmo, la ambición y el personalismo que son fuerzas contrarias al de ser solidarios.
Honestidad.- Si se es honesto en la familia, lo será en la escuela, en la sociedad y por ende en las instituciones. Honesto no sólo de palabra sino de hecho. Los niños aprenden en el hogar a ser honestos, no sólo por lo que los padres dicen sino, por lo que ellos hacen, pues es bien sabido que el mejor ejemplo es la actitud, el hacer conforme a lo dicho. Los ciudadanos se hacen en la familia. La verdad es el principio que debe ser practicado a toda prueba pues sin ella muy poco se podrá hacer. De la mano de la honestidad debe ir la:
Lealtad.- El propósito es la lealtad como arma de protección contra toda influencia deshonesta. Se es leal por principio y espíritu, se debe ser leal a la familia, a los padres, a la sociedad y las instituciones. Nos eleva al grado de personas humanas dignas y valiosas. Se debe ser leal a costa de todo y bajo cualquier presión pues, la lealtad es la respuesta y gratitud del hombre que sabe valorar a los demás considerándolos por lo que son.
Justicia.- Lo justo con uno mismo, con los demás a través de acciones equitativas y correctas. La justicia es la acción transparente, limpia y verdadera de todo aquel que sabe y cree, que acepta y valora las cosas tal como son, sin alterarlas, sin modificarlas, teniendo en cuenta a las partes, a su participación, a su acción y trabajo, a sus derechos y a todo aquello que sea justo por razón y con razón.
Pertenencia.-Todo lo ajeno se respeta tal como si fuera de uno. Y todo trabajo debe ser para el bien de todos. En el mundo todo tiene un dueño, todo lo que se ha logrado y lo que se ha forjado. Las cosas le pertenecen a una persona, a una familia, a una institución o al Estado. Nada de lo que se haga está fuera de esta ley. La pertenencia es un valor que nos permite ser dueños de, proteger lo que no es nuestro y salvaguardar lo que es de todos. Por ello trabajar honestamente para obtener algo es una gran bendición.
Tolerancia.- Aprender a ser tolerantes, es aprender a comprender la magnitud de hombre como ser que evoluciona y se transforma lento y seguro. Ser tolerantes significa disculpar las deficiencias de los demás, la debilidad de los demás. Debemos aprender la importancia de soportar nuestras mutuas debilidades. Es la auténtica prueba de civilización. Los padres deben aprender a ser tolerantes con sus hijos, los maestros con sus discípulos. Así como la tierra es tolerante con sus frutos.
Responsabilidad institucional- Las prácticas institucionales no sólo han de ser para uno sino para todos, para la sociedad, y por ende para la familia. El manejo eficiente de los recursos deber ser nuestra prioridad. Cada parte pequeña que va sumando es responsable de lo que pase en el todo; así como cada célula del cuerpo que ejecuta su labor para fines específicos, las personas que con responsabilidad realizan su trabajo pensando no sólo en ellos sino, en los demás, estarán construyendo las bases de una organización sólida y familiar.
Responsabilidad social- Así como se es responsable en las instituciones, también en la sociedad para construir una cadena de principios que vayan de la mano con el respeto dentro y fuera de toda institución. Responsabilidad es saber que, el ser humano, necesita el apoyo de todas las instituciones pues éstas, están dirigidas por hombres y si son éticas las acciones, los resultados han de ser positivos. La sociedad es una gran institución donde cada uno de nosotros debe cumplir su deber de ciudadano para con nosotros mismo y los demás. Cuidando y protegiendo todo lo que a nuestro alrededor exista.
Responsabilidad ambiental.- Somos el planeta, somos criaturas cuyo hogar llamado tierra, necesita de nuestro cuidado. Las empresas e instituciones deben tomar conciencia que el respeto a la madre naturaleza, es el respeto al hombre y a todo ser vivo por lo tanto, cuidar y proteger de ella, es nuestra obligación moral y principista. Nuestro hogar llamado planeta Tierra necesita de hombres que estén convencidos que no hay otra morada más hermosa que esta y es nuestra obligación cuidar y protegerla. Todos en conjunto pues es nuestro deber y responsabilidad, y del Estado, hacer cumplir las leyes que protejan el ambiente.
Convivencia.- No se trata sólo de pasarnos la voz, mirarnos, de saludarnos; es mucho más que eso, es el respeto a la integridad física y moral; el respeto a la persona en todo sentido y la mejor de las relaciones a través de la comunicación asertiva y empática. Convivir y aprender a convivir es respetar las leyes: los derechos y deberes. Es respetar el espacio del otro y de uno mismo.
Imparcialidad.- Es mirar con ojos de justicia. Con sentido crítico y valorativo. Es ver a través del espejo de la responsabilidad, legalidad e imparcialidad que se van haciendo los hombres del mañana, la justificación plena de nuestro trabajo. Ser imparcial significa no asumir un rol de simpatía por uno y desprecio por el otro, pues lo justo es lo justo. La imparcialidad es el ojo de la justicia.
Lic. Néstor Álvarez
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