Sin embargo, los vehículos cayeron a un río en el distrito Aliabad, y los aldeanos de la zona se aproximaron a los mismos para recoger combustible. En esos momentos fue cuando los camiones explotaron por el ataque de las fuerzas de la OTAN, según Basharyar. El gobernador provincial Omar afirmó que el ataque también dejó más de 100 heridos, muchos de los cuales tuvieron que ser trasladados hasta Kabul para recibir tratamiento.
El jefe de policía de la provincia de Kunduz, Razaq Yaqoobi, confirmó que entre los fallecidos se encontraban 56 militantes talibanes, pero no dio cifras sobre las víctimas civiles. La Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), liderada por la OTAN, dijo en su declaración: «Después de que la ISAF observase actividades insurgentes y se asegurase de que no había civiles en la zona, un comandante local de la ISAF autorizó el ataque aéreo».
La ISAF añadió que «había recibido informes de que habían muerto o resultado heridos civiles en su ataque y que ha lanzado una investigación junto con las autoridades afganas sobre el asunto». Las víctimas civiles en la lucha contra los insurgentes se han convertido en un asunto sensible en Afganistán, pero el comandante en jefe de la OTAN, Stanley McChrystal, ha prometido evitar causar víctimas no relacionadas con el combate en sus operaciones militares.