(Aeronoticias) El número de muertos por el terremoto en el oeste de China ascendió a 760 y los desaparecidos son 243 y los heridos 11.477, de los cuales 1.174 se ecuentran graves, según iinformó la agencia Xinhuá.
Miles de personas sin hogar pasaron una segunda noche a cielo abierto en medio de temperaturas invernales.
Los equipos de rescate siguen buscando sobrevivientes entre las ruinas, sobre todo en la ciudad de Jiegu, según despacho de la agencia DPA con base en medios locales.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, en una visita a dicha zona instó a los rescatistas a no cejar en sus esfuerzos.
«La primera prioridad es la salvación de vidas humanas. Jamás renunciaremos mientras haya aunque sea un poco de esperanza», expresó.
El presidente de China para su visita postergó su viaje a Brunei, Indonesia y Myanmar (es Birmania).
Además recortó su gira latinoamericana el presidente Hu Jintao, que regresó de forma anticipada a China.
De todas partes de China llegó ayuda en forma de alimentos, mantas y agua potable a la zona ubicada en el sur de la provincia de Qinghai, en la frontera con Tibet.
Las bajas temperaturas, las réplicas y el mal de altura entre los rescatistas dificultaron las labores. La zona está a cuatro mil metros de altura, donde hay menos oxígeno.
Además llegaron médicos de otras regiones. Hay poco personal médico que hable el dialecto tibetano local. Algunos bebés nacieron en carpas, según informó Xinhuá.
«Tuvimos suerte. Otros perdieron la vida», señaló un refugiado.
«Tuvimos suerte. Otros perdieron la vida», señaló un refugiado.
«Hemos sacado a docenas de personas de entre los escombros. Cinco de ellas aún vivían», afirmó el lama Neume Dorje, de 25 años, que llegó junto a otros monjes desde un monasterio de Garze, en la provincia de Sichuan.
«No tenemos herramientas, sólo nuestras manos». Su ropa estaba cubierta de polvo. «Nos turnamos, para poder descansar», expresó el monje. «No podemos cesar. (…) Salvamos a los vivos y dejamos ir las almas de los muertos».