El presidente Barack Obama dijo el miércoles a los líderes demócratas de la Cámara de Representantes que tendrán que aceptar un impuesto a los seguros médicos de alto costo para poder costear la cobertura de millones de estadounidenses que no la tienen. Durante una reunión en la Casa Blanca, Obama dijo preferir el impuesto que el Senado incluyó en su versión del proyecto, al que se oponen muchos representantes demócratas y los sindicatos, dijeron asesores que pidieron no ser identificados.
Los representantes prefieren aumentar el impuesto a los ingresos a quienes ganan salarios altos y se resisten al cambio, aunque reconocen que deberán ceder en ése y otros puntos para que el líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid, pueda sostener su frágil mayoría de 60 votos para aprobar el proyecto. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y cuatro líderes de comisiones legislativas se reunieron con Obama el miércoles para intentar resolver las diferencias entre los proyectos de ambos cuerpos. El mandatario quiere promulgar la histórica ley, que extendería la cobertura de seguros médicos a gran parte de la población, antes de su discurso sobre el Estado de la Nación a principios de febrero.
A pesar del desacuerdo sobre cómo pagar la reforma, Pelosi expresó optimismo al salir del encuentro. «Hemos tenido un par de días muy intensos», dijo. «Luego de nuestra reunión de líderes de esta mañana, nuestro personal revisó el proyecto con el Senado y el gobierno y sugirió una nueva redacción. Creo que estamos muy cerca de una conciliación».
Algunos funcionarios legislativos se quedaron en la Casa Blanca hasta la noche para seguir trabajando y el jueves habría una llamada en conferencia del bloque demócrata de la cámara baja. El propio Obama tomó un papel más directo que nunca al reunirse con líderes de los representantes el martes y miércoles. Las iniciativas del Senado y la cámara baja son parecidas en que requieren que casi todos los estadounidenses tengan cobertura de salud y proporcionan subsidios para muchos que no pueden costearla. También crean nuevas bolsas donde la gente podrá comparar y contratar seguros de salud y prohíben algunas prácticas actuales de las aseguradoras, como la de negarle servicios a la gente que ya sufre una enfermedad.
Sin embargo, también difieren en muchos detalles, como quién pagaría más impuestos, cuánta gente tendría cobertura, cómo se limitarán los fondos públicos para el aborto y si los inmigrantes indocumentados deberían poder comprar un seguro de salud con su propio dinero. El proyecto de los representantes extiende la cobertura a unos 36 millones de personas en los próximos 10 años a un costo de más de un billón de dólares, mientras que el del Senado, más barato, cubre a unos 31 millones.
Los representantes, además, se preparan a aceptar que no se creará un plan de salud del gobierno, al que se oponen varios senadores moderados, pero a cambio esperan que el Senado descarte una exención de reglas antimonopolio para las aseguradoras, extienda los subsidios y acepte una bolsa de salud nacional. Obama ha indicado que apoya estas posiciones de los representantes, dijeron los funcionarios. Más temprano, la Casa Blanca quedó a la defensiva luego que Obama exhortó a los legisladores a negociar a puertas cerradas para apurar la reforma, a pesar de haber prometido un proceso abierto durante su campaña.
El presidente y los líderes del parlamento acordaron que en lugar de crear una comisión formal para resolver las diferencias entre los dos proyectos, la cámara baja trabajará en la versión de la alta, la enmendará y la enviará al Senado para su aprobación final, según un asistente legislativo que pidió no ser identificado.
Los republicanos reaccionaron con acusaciones de que el presidente y los demócratas actúan en secreto. Pero Pelosi dijo el martes que «nunca en la experiencia de nadie que esté prestando servicios aquí ha habido un proceso más abierto para ninguna otra ley».