Pero reapareció, el día de ayer, en la ciudad de Lima –donde se presume está desde el pasado 4 de abril- y según se informó ya habría pedido asilo político al Perú, debido a que considera que es un perseguido político en Venezuela, esto según informa el propio canciller José Antonio García Belaunde, además de negar fehacientemente que en este lapso de tiempo Rosales se haya comunicado con las autoridades peruanas.
Su abogado, Javier Valle Riestra indicó que la solicitud, que contiene 350 páginas, fue presentada a las 12 y 15 de este martes ante la Cancillería peruana, además sostuvo que las autoridades de Perú tomarán una decisión luego que Rosales preste su declaración y lean el expediente. “La decisión que tome el Perú no será en contra de Hugo Chávez”, aclaró.
También aclaró que su patrocinado “no es cualquier persona” y manifestó que es líder del partido opositor llamado Nuevo Tiempo y además es alcalde de Maracaibo. “Él siempre ha tenido entredichos con Chávez y éste siempre le ha dicho que lo aplastará”.
Al respecto, el jefe del Gabinete de Ministros, Yehude Simon, indicó que las autoridades peruanas evaluarán el caso “a profundidad” ya que el Perú –según palabras del mismo Simon- si bien es respetuoso de los gobiernos de los demás países, también es respetuoso del derecho de las personas.
Por último, se indicó que el proceso penal que enfrenta Rosales en su país por el supuesto delito de enriquecimiento ilícito, -según las pruebas con las que cuenta la defensa- no ofrece garantías de un debido proceso,
“Rosales quiere su seguridad jurídica y no puede ser detenido por INTERPOL”, explicó Valle Riestra, quien dijo que nadie puede ser capturado por asuntos políticos, de religión o raciales.
Y si bien se aclaró que no es un acto de enemistad contra Venezuela, Rosales afronta una amenaza contundente directa del presidente venezolano.