(Aeronoticias).- Ha pasado mucha agua bajo el río desde la época dorada del transporte aéreo, cuando nuevos diseños de aeronaves aparecían y nuevas marcas (superar la barrera del sonido) eran desafiadas hasta quedar rotas. Como recuerda Paul Betts, de The Financial Times, a uno de los veteranos de estas actividades: «Los espectáculos aéreos se vuelven menos y menos relevantes».
¿Quién heredará la «tradición» aérea en una era con aeronaves sin «ribetes», saturada de la filosofía low-cost, en ferias con tiendas especializadas en naves que no requerirán ocupantes y cuyo piloto esté a la lejanía de la cabina? Señala Betts que los hombres curiosos por las aves mecánicas han sido reemplazados por ejecutivos aeronáuticos y representantes de venta.
Hasta los anuncios de compra de aeronaves parecen ser tan artificiales, cuando éstos se han negociado de antemano meses atrás, pero sólo se lanza el anuncio oficial para un día como el Paris Air Show, si no la versión inglesa, el Farnborough.
Pero también valdrá la pena recordar cuando Charles Lindbergh realizó el primer vuelo sin escala Nueva York-París en 1927. ¿Cómo competir, ya desde aquel entonces? Todavía en decadencia, tanto los espectáculos de París como el de espectáculo aéreo de Farnborough tienen para rato.
O al menos díganselo a los 350 mil espectadores, de los cuales 4 de cada 7 son público en general.
Con información de Financial Times.