El sol se hizo presente en todo su esplendor, y la música para así alegrar a los haitianos, que con sus coloridas vestimentas comenzaban a bailar y cantar en la plaza. Los líderes católicos de la zona comenzaron a propagar qué ¿Dios os quiere ver felices?, ¿Dios quiere al pueblo haitiano?, ¿Dios os da protección?, y así los haitianos comenzaban a disfrutar de la fiesta, muchos de ellos con la biblia en la mano.
El ritmo lo ponían los tambores tocados por ellos mismos, donde en tradición se invocaban a los espíritus de los fallecidos en el trágico terremoto. Esto es un sincretismo entre el catolicismo y el vudú, y es muy cultivada en el pueblo de Haití.
Muchos otros hacían sus desfiles festivos hacia las iglesias, pero en general todo Haití era una fiesta con el propósito general darle vuelta a la página.