(Aeronoticias).– Southern Peru ha empezado con éxito su campaña “Reencuentro” en el Valle de Tambo, para no solo explicar las bondades del proyecto Tía María, sino también para mejorar las condiciones de vida de la población.
Más del 80% de los pobladores acogen a los informantes, mientras que un grupito se niega a escucharlos por miedo o ceguera antiminera.
Los terroristas antimineros están preparando marchas de protesta, por razones extrañas al tema del agro, para defender su bandera ideológica “joder por joder” o porque quieren también sus “lentejas” a la moda Pepe Julio, denunciado por extorsión.
Algunos malos cabecillas del Valle de Tambo se niegan a dialogar, porque no quieren se materialice el proyecto –prefieren el atraso y la pobreza- o porque las “heridas están frescas”. Si hay que recordarlas, fueron ellos los que propiciaron la violencia, junto a los tristemente célebres “espartanos” y “huaraqueros”, quienes sembraron el terror haciendo desmanes, agrediendo a la policía y atacando con dinamita la comisaría. Incluso, asaltaron las casas de los pacíficos pobladores que estaban a favor de Tía María.
Para que reine la paz en la zona, se decidió de buena fe –por parte de Southern Perú- una pausa de 60 días, que finalmente fue de más de 100. Extraña que algunas autoridades –que demuestran falta de liderazgo y capacidad ejecutiva- como por ejemplo la gobernadora de la Región Arequipa, Yamila Osorio, dijera que esa campaña de sensibilización “no era oportuna”. Nos preguntamos ¿qué hizo para viabilizarla? ¿Qué puente tendió entre la empresa y los pobladores? ¿Cuándo era pertinente entonces? Aún tiene tiempo para enmendarse y coadyuvar en el desarrollo y progreso de su región.
El miedo al qué dirán o la infantil duda, no traen réditos políticos y menos talla de autoridad.
Igualmente algunas voces del Gobierno y malos analistas criticaban a priori la campaña de la empresa a nivel nacional, porque tenía que enfocarse directamente en el Valle de Tambo. Cuando uno no quiere ver más allá de su nariz, o no tiene visión, prejuzga. Estaba demostrado que la estrategia tenía dos partes, la general y la focalizada. El país tenía que conocer la verdad sobre el proyecto, no solo los líos de los violentistas que acaparaban las primeras páginas y daban una visión distorsionada de Tía María.
Southern Perú está haciendo su trabajo. Toca al Gobierno respaldarlo y garantizar las inversiones. Es la prueba de fuego, no solo de la defensa del principio de autoridad, sino también de la imagen del Perú a nivel internacional. De ello dependerá si tenemos estadistas, ejecutivos o noveles.