Un minuto con Dios: Ezequiel 36, 23-28

0
253

(Aeronoticias).- Esto dice el Señor: “Yo mismo mostraré la santidad de mi nombre excelso, profanado entre las naciones, profanado por ustedes en medio de ellas, y reconocerán que yo soy el Señor, cuando por medio de ustedes les haga ver mi santidad.

Los sacaré de entre las naciones, los reuniré de todos los países y los llevaré a su tierra. Los rociaré con agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus inmundicias e idolatrías.

Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de ustedes el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Les infundiré mi espíritu y los haré vivir según mis preceptos, y guardar y cumplir mis mandamientos. Habitarán en la tierra que di a sus padres; ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.

Meditación

En este pasaje del profeta Ezequiel encontramos una de las promesas más hermosas y profundas del Antiguo Testamento hecha a su Pueblo: “Yo les daré un corazón nuevo y les infundiré mi Espíritu». Hermanos, esta promesa es ya una realidad en todos nosotros que por la gracia del Bautismo hemos recibido el don del Espíritu Santo, que hace que nuestro corazón sea de carne y no de piedra. Es a través del Espíritu divino que el hombre puede tener verdadera vida y amar. El Espíritu Santo es el impulsor de toda nuestra vida en el amor, en la esperanza, en la fe. Sin embargo, algo que no está dicho directamente por el profeta es que este Espíritu, debe ser cultivado y cuidado, ya que como ser vivo, necesita de alimento para poder estar sano y crecer.

Si hoy vivimos en una sociedad en donde hay poco amor, en donde la fe no da para más que “creer» en un Dios lejano y vivir sin esperanza, es porque no hemos sabido cultivar este don. Hoy son pocas las personas que rezan, que comulgan con frecuencia, que se dejan guiar en la vida a través de la Palabra de Dios; en fin, son pocas las personas que realmente dejan que este Espíritu crezca y se desarrolle en ellos. Sin la oración, sin la vida de la gracia el corazón se endurece. Somos el pueblo de Dios y El tiene preparado, como dice san Pablo, cosas maravillosas que ni siquiera podemos imaginar. No desaprovechemos el haber nacido en este tiempo en que las promesas se han cumplido. Disfrutemos de todas y cada una de ellas viviendo en verdad como Pueblo de Dios.

Oración

Señor Dios, tú que nos has dado el Espíritu Santo, agua viva que nos sacia la sed de Ti y de tu Palabra, ayúdanos a ser dóciles a sus inspiraciones y a escucharlo en todo momento, para que nuestra fidelidad a Ti nos consiga la vida eterna que nos has dado con la muerte y resurrección de tu Hijo amado Jesucristo. Amén

Propósito

El día de hoy escucharé al Espíritu Santo que me pide ser dócil a Dios en todo momento al relacionarme con mis

hermanos.

Fuente: Centro de Evangelización en Línea

Un minuto con Dios: Ezequiel 36, 23-28

 

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here