(Aeronoticias).-Los hechos se registraron cuando Joan y Robert Vanderhorst, en compañía de su hijo de 16 años, Bede, intentaban abordar el vuelo que los llevaría de regreso a su hogar en California, cuando empleados de la aerolínea les impidieron abordar el avión.
El argumento fue que los asientos de los Vanderhorst estaban ubicados en primera clase, cerca de la cabina de vuelo, y debido a que Bede padece síndrome de Down, el piloto se sentía incomodo con su incapacidad y podía ponerse nervioso, por lo que no lo quería cerca.
Los mismos trabajadores les hicieron saber a Joan y Robert que su hijo podría convertirse en un peligro para la tripulación del vuelo, por lo que les ofrecieron ocupar otros lugares en una sección diferente del avión, o ser asignados a otro vuelo de la compañía.
Y es que hay dos versiones de lo ocurrido mientras los Vanderhorst esperaban en la sala de espera. Una de ellas, la de los padres de Bede, afirma que éste se encontraba calmado y tranquilo esperando la hora de abordar. En contraparte, American Airlines sostiene que Bede no se había aclimatado el lugar en el que se encontraba, estaba demasiado excitado y corría por toda la sala. Incluso el piloto había intentado calmarlo sin éxito.
La familia ya había viajado una docena de veces en el pasado en avión y mantiene que el comportamiento del niño era tranquilo cuando la aerolínea tomó la decisión de no dejarles embarcar. Ahora denuncian que la única razón para no permitirles volar fue que viajaban en primera clase, en lugar de en clase económica.
«Bede tenía un asiento en primera clase y por alguna razón ellos no le querían allí. No era aceptable», se quejó Joan a los medios.
Ahora los Vanderhorst tienen intención de denunciar a American Airlines por discriminación y violación de la Ley de Discapacidad, que fue ampliada en 2009 para incluir normas para las aerolíneas.
