Adiós al hombre de largo andar (Javier Diez Canseco, 1948-2013)

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(Aeronoticias).- La primera vez que me comuniqué con Javier Diez Canseco miraba yo a un monitor, un frío teclado negro y tenía las dudas respecto a una acusación hecha en el Congreso, por el cual presuntamente quiso beneficiar a su familia a través de un proyecto de ley sobre acciones -como esas que se cotizan en la Bolsa de Valores-. Diez Canseco me respondió. Leí el texto y me pareció correcto.

Pero igual le sancionaron en el Congreso. Algunos creían en su culpabilidad -risas-, otros acataron la orden del partido y otros ya lo hacían por deporte personal.

Y es que Javier Diez Canseco es un perro -renco y del hortelano- para sus enemigos congresistas. No roba ni deja robar.

Fue opositor de Morales Bermúdez -el que se alineó con la dictadura militar argentina, la cual aplicó el Plan Cóndor para secuestrar políticos en América Latina y «darles de baja»- a fines de los 70, Creyó -ya hasta muy tarde- en Sendero Luminoso y en el MRTA, lo que despedazó -aunque no fue lo único- a la izquierda peruana a nivel político y electoral. Se enfrentó contra el gobierno de Alan García -y a toda la cúpula del Partido Aprista Peruano (PAP) que siguió a García Pérez, incluso después de su renuncia al PAP-, contra Alberto Fujimori ante los excesos y crímenes durante su gobierno.

Tenía a las dos caras ultras que le rodeaban.

¿Por qué ese afán de coleccionar enemigos por doquier? ¿Será que observar las diferencias sociales le ha sacudido de ese sentimiento de comodidad y opulencia? ¿La muerte de una mujer puneña. cuando se mudó a San Martín de Porres -en aquel entonces distrito pobre-, le habrá originado feroz escozor en su identidad como ser humano? ¿Es un tema también de principios?

Porque si era de principios, esto queda patente con la renuncia a la alianza Gana Perú, de la cual fue parte hasta la caída del premier Salomón Lerner Ghitis. El giro tomado por el gobierno de Ollanta Humala, entonces de izquierda, origina un disenso entre parte de los miembros de su bancada y Diez Canseco Cisneros. Ello facilitó su caída en el Congreso, ante las acusaciones de supuesto beneficio a su familia en dicho proyecto que presentó.

La minoría parlamentaria creció y los miembros de Gana Perú (salvo nueve congresistas), en alianza contranatura con los fujimoristas, se cebaron con él.

(Mi observación sobre el proyecto Diez Canseco señala que las acusaciones de los congresistas son algo cuestionables porque el extinto parlamentario, con el documento, beneficia a un cúmulo de personas -en este caso, tenedores de acciones-, entre ellas quizá allegados. Algo así como que un congresista con discapacidad física no pueda hacer un proyecto de ley en favor de este tipo de personas, o que un congresista-médico no pueda hacer lobby por los médicos. Pero habrá que seguir con los razonamientos).

Javier dijo tener cáncer. Eso no me afectó mucho. Es «común» la noticia de personas que luchan contra el cáncer. En particular, tengo cercanía con ese tipo de frases, aunque en mi familia -salvo mi abuela- no la hayamos sufrido. Javier dijo que tuvo cáncer y no me importó.

No sabe cuánto me arrepiento de ello.

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