(Aeronoticias).- En esta ocasión hago alusión sobre esos sentimientos tan puros y nobles que CRISTO nos enseño ofreciéndonos su propia vida, para el perdón de nuestros pecados y nuestra salvación. Todo por amor y por amor también resucitó y ahora habita en nosotros.
Muchos compatriotas peruanos de ambos sexos, a ejemplo de Cristo, lucharon y sacrificaron su propia vida por amor a nuestra patria, el Perú, y así lograron la independencia hasta nuestros días. Tenemos el ejemplo de un gran héroe que fue mártir en la lucha de la independencia peruana, José Olaya Balandra.
Participó como emisario secreto llevando mensajes entre el gobierno del Callao y los patriotas en Lima haciéndolo a nado por el Océano Pacifico.
Apresado por el ejército realista fue apresado y torturado con el fin de obtener información sobre las fuerzas patriotas y condenado a muerte. A pesar de las torturas, nunca reveló su misión y prefirió tragarse las cartas encomendadas para la misión. José Olaya Balandra no se amilanó ante el dolor.
Sufrió los 200 palazos que le aplicaron, no cediendo aún cuando le arrancaron las uñas.
Finalmente, en la mañana del 29 de junio de 1823 fue fusilado en la Plaza de Armas de Lima que ahora lleva su nombre: Pasaje Olaya, habiendo antes pronunciado estas heroicas palabras:
“Si mil vidas tuviera gustoso las daría antes que traicionar a mí patria”.
Bello testimonio que todos saber imitar.