Amplificador mental en las verjas de la neuroprótesis

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(Aeronoticias).- Al macaco rhesus Oscar le gusta tomar su bebida Crystal Light. Él sólo tiene una manera de adquirir a ella. Debe mover una pelota dentro de un monitor de computadora, sin alguna parte de su cuerpo. Está sentado fijamente, con la mirada frente a la pantalla. Un tubo con las raciones de soda se encuentran encapsuladas, y que sólo se puede dar poco a poco si logra mover la pelota a través de la interfaz cerebro-máquina.

Una interfaz que procesa los pensamientos del animal, que ha comprendido que mover la pelota de cierta manera le otorgaba el regalo prometido.

Y es que este experimento promete demasiado -una reminiscencia al hombre que decía ser hijo de Dios-: hacer que los ciegos recuperen la vista, recuperar el andar, ser capaz de comunicarse con el mundo exterior si es que se es autista. Experimentos exitosos como el mono Idoya, quien pensó en moverse y, a miles de kilómetros, un robot se movía de acuerdo al pensamiento del animal, o cuando Jan Scheuermann comió chocolate a través de un brazo robot. A esto se le llama neuroprótesis.

Con información de Slate.

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