Corazón,
gentil baluarte
de la vida.
No cedes
en tu propósito
y acudes permanente
a la demanda.
Sonrojas mi piel
dando brillo de vida.
Apresuras tu ritmo
con cadenciosos bríos,
fiel compañero de emociones.
Tu gallarda estirpe
no zozobra en los embates
y atesorando vida,
me dictas sentimientos.
Deverbal del amar.
Con licencia poética.
Conjugas el verbo
y en frenesí burbujeante,
exultante el alma
golpeteas las sienes
acuciando el aliento.
Centro cordial
de mi trama humana.
Devienes en mí
aquel soplo divino.
Déjame extasiarme
en tu susurro.