La autora recomendó que las personas con dolor de espalda baja que están interesadas en el yoga Iyengar busquen un instructor certificado con experiencia para poder ajustar las posturas a sus necesidades. Eso, según Williams, incluye conversar con el instructor antes de iniciar la clase y comentarle cómo progresa el dolor. Los participantes habían sufrido dolor de espalda baja durante más de tres meses. La mitad (43) hizo dos clases de yoga semanales durante 24 semanas, mientras que el resto (47) permaneció en una lista de espera durante seis meses bajo tratamiento estandarizado, como el uso de analgésicos.
A las 24 semanas, el grupo tratado con yoga sintió más alivio del dolor y la discapacidad que el de control. Y mientras que ninguno de los participantes tenía depresión mayor, la medición estandarizada de los síntomas depresivos indicó una mejoría mayor que en la cohorte de control. Cuando el equipo evaluó a los pacientes seis meses después, halló que al grupo tratado con yoga le seguía yendo mejor. Hubo «teoría» detrás de cada postura elegida para los participantes, comentó Williams.
Dado que todos los músculos que actúan en la pelvis influyen en el dolor de espalda baja, las clases se concentraron en esos músculos, con posturas que, por ejemplo, «abrieron» las caderas y estiraron la parte posterior de las piernas. Se excluyeron las flexiones de la espalda hacia atrás que se usan en la mayoría de las clases de yoga. Los participantes que hicieron yoga también recibieron un DVD, instrucciones por escrito y ejercicios para hacer en el hogar. «Las personas con dolor de espalda baja tienen que participar en su recuperación. Y esto es un enfoque paso a paso para poder lograrlo», dijo Williams.