La publicación New England Journal of Medicine (NEJM), difundió en los últimos días un informe según el cual las cepas del virus de la influenza que en su momento provocaron las epidemias de 1918 y 1919 podrían persistir en determinadas personas que estuvieron expuestas a la gripe en esos años.
Por ende, tendrían una «protección extra» para hacerle frente a la pandemia actual.
De acuerdo con el estudio, esto explica la razón por la cual a diferencia de lo que ocurre con la gripe estacional (aquella que comienza con los primeros fríos y que todos los años suele afectar, especialmente, a los adultos mayores), la A (H1N1) ataca particularmente a adolescentes, jóvenes y adultos de hasta 40 o 45 años, y no a los ancianos.
Protección
«No es que los ancianos o personas nacidas antes de 1918 estén protegidas contra el virus H1N1, sino que presentan menor susceptibilidad para enfermarse».
«Las cepas de esta influenza tienen la posibilidad de provocar mutaciones antigénicas. Estas generan la variación de los virus y la consecuente dificultad del sistema inmunológico de identificarlos y por ende de eliminarlos», afirmó el Dr. Enrique Casanueva, jefe de Infectología Infantil del Hospital Universitario Austral.
Asimismo, el especialista explicó que la gripe A presenta todos los requisitos que debe tener para ser considerada una pandemia, «debido a que la principal característica de este tipo de infecciones es su posibilidad de continuar circulando incluso en épocas que no son las habituales, como el verano, tal como está sucediendo en el hemisferio norte y contrariamente a lo que sucede con la influenza estacional».
Diferencias entre jóvenes y adultos
A la hora de pensar cuáles son los grupos más afectados, lo principal a tener en cuenta con respecto a las diferencias entre jóvenes, adultos y adultos mayores o ancianos es que los dos primeros suelen estar más expuestos al contagio debido a las exigencias laborales, pero también a los compromisos sociales.
Por esto, y tomando como referencia las palabras del Dr. Enrique Casanueva, quien señaló que «aunque los picos ya se produjeron tanto en la provincia de Buenos Aires como en la Ciudad, todavía es esperable que vuelvan a aumentar los casos en los primeros días de agosto», es importante tomar precauciones y favorecer el autocuidado, sobre todo cuando existen determinados factores que pueden propiciar el desarrollo de complicaciones.
«Es el caso de las personas mayores de 65 años y de aquellas que padecen enfermedades pulmonares crónicas, diabetes o afecciones renales, por solo citar algunas».
Ellos, más allá de los cuidados que todos conocemos y con los cuales estamos muy familiarizados, deben contar con un seguimiento médico adecuado, así como también darse la vacuna antigripal», concluyó el Dr. Francisco Nacinovich, jefe de Infectología del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).