Ante el tribunal de Nueva York, la gigante productora de automóviles General Motors en un esfuerzo para sanear sus cuentas, presentó su plan de suspensión de pagos. Esta medida representa la única vía que los directivos de GM vieron factible para la subsistencia de la firma, que en estos momentos se encuentra en la peligrosa línea entre quebrar o empezar de nuevo.
Se sostuvo además que la compañía tendrá que ser nacionalizada, por lo que el gobierno de los Estados Unidos, está planeando un nuevo inicio para GM, para esto está introduciendo a la gigante en un proceso de insolvencia rápido de entre 60 y 90 días. El estado se hará de un 72 por ciento del nuevo consorcio y seguirá financiando su saneamiento.
Esta operación se traduce en una inyección de aprox. 50 000 millones de dólares, además a esto se le suma un acuerdo de último minuto con la mayoría de sus acreedoras, se acordó que estos recibirían un 10 por ciento del nuevo consorcio a cambio de cancelar unas deudas de GM de aprox 27.000 millones de dólares, según se dijo, esta participación podría aumentar al 25 por ciento, así también el sindicato de trabajadores de la automoción (UAW) también aceptó la cancelación de la deuda que la manufacturera tiene con ellos, por un 17,5 por ciento de la participación de la compañía, con lo que los actuales dueños están prácticamente con las manos vacías.
En último mes, dos de las tres gigantes productoras automotrices estadounidenses –GM y Chrysler- están al borde del colapso, Ford es la única que medianamente –pese a sus pérdidas millonarias- seguiría adelante sin ayudas estatales, así también la subsidiaria de GM, Opel consiguió hacerse con nuevos inversores antes de que la matriz solicitara hoy su suspensión de pagos, protegiéndose por un modelo económico de fideicomiso.