(Aeronoticias) A punto de intervenir en la televisión, Pilar Vera solo contesta a las llamadas de “quien está a las duras y a las maduras”, hastiada de “este circo mediático” que considera “inhumano”. “Hay gente que se dedica a esto y está muy bien, pero nosotros anímicamente no estamos bien y tiene que ocurrir una catástrofe para que se acuerden de nosotros. Lo que no vamos a hacer es prestarnos a toda esta basura que se monta cada vez que ocurre una tragedia”, censura la portavoz de los afectados del vuelo de Spanair que se estrelló hace seis años en Barajas y provocó 154 muertos.
Cada siniestro aéreo es un mazazo para ustedes y este debe serlo el doble por las circunstancias en que, al parecer, se ha producido.
-Estamos hechos polvo porque nos hemos hecho unos especialistas en temas de aviación comercial y aquí hay algunas piezas de este puzle que no encajan. Esperemos que el fiscal de ese tribunal de Marsella que dio esa noticia el jueves no se tenga que desdecir de lo que dijo.
¿Sobre las causas del accidente?
-Falta la caja que registra los datos de vuelo. No entendemos por qué se ha precipitado en dar esas conclusiones cuando él lleva la investigación penal y se tiene que circunscribir a la investigación técnica. Ese hombre no tiene preparación ni cualificación técnica para dar esa noticia. Además, incumplió el reglamento europeo 996/2010, en el que se dice que esa información se tiene que asegurar primero a todas las familias. El jueves estaban aterrizando los familiares en el sitio donde se iba a celebrar el homenaje y se estaban enterando, cuando se bajaban, por los periodistas. Estaban allí los padres del copiloto y los tuvieron que separar porque hubo quien casi los coge del cuello.
Tenía entendido que las familias habían sido informadas a priori y la del copiloto, apartada.
-La normativa de la Organización de Aviación Civil Internacional impone, y eso ha sido trasladado a los reglamentos europeos, que las familias de los tripulantes y las de los pasajeros tienen que separarse.
¿Y usted tiene personalmente constancia de que no fue así?
-Yo soy vicepresidenta de la red europea de víctimas de catástrofes, que está formada por cinco países. Uno de esos países es Francia y, desde que ocurrió esto, estoy en contacto permanente con los franceses.
Cree que se debería haber esperado a tener más datos para informar, pero la opinión pública, ante una tragedia de estas dimensiones, demanda respuestas rápidas.
-La gente quiere saber, pero a quien se debe informar primero es a las familias. Aquí hay una cadena: verdad es igual a credibilidad, credibilidad es igual a respeto y respeto es igual a tener en consideración que hay personas que están sufriendo muchísimo. Cuando te pasa una cosa de estas y te quitan a un ser querido, no te pueden decir nada peor que esa verdad con la que te estás enfrentando por la ausencia de esa persona. Este circo mediático que se está montando alrededor de esto nos parece cruel y, sobre todo, nos parece que no se está teniendo en cuenta a los verdaderos protagonistas de esta tragedia, que son las familias, que están esperando en esta fase, y te lo digo con conocimiento de causa, a que les den algo, restos de lo que han perdido.
A juzgar por lo que se ha publicado, recuperarlos parece difícil. ¿Cree que alguno tendrá que pasar el duelo sin ningún resto de su familiar?
-Todo lo que se ha dicho yo lo pongo en cuarentena porque aunque el avión se fragmentó, está demostrado que los huesos no se volatilizan. Entonces, algo, algún resto sí que les van a dar. Esto de la dificultad lo dicen para preparar a las familias ante la decisión que podrían tomar en un momento determinado si tuvieran algún problema al que no pudieran hacer frente para devolverles lo que les pertenece.
¿Qué cambia, a su juicio, el hecho de que se haya señalado al copiloto como responsable del siniestro?
-En todos los accidentes aéreos el culpable siempre es el muerto. En este caso hemos ido todavía más allá porque, sin tener todos los elementos para valorar qué fue lo que pasó, habló quien no debía. Quien debía haber informado es la BEA (Oficina de Investigación y Análisis de Accidentes de Aviación Civil de Francia), que son los que están cualificados profesionalmente para entender las causas de este siniestro. En cambio, ha hablado un fiscal y ha dicho, que tampoco es muy comprensible, que el copiloto estrelló voluntariamente el avión. Eso tiene un nombre y lo que no entiendo es por qué no lo dice. Cuando tú te quitas la vida voluntariamente, eso tiene un nombre.
¿Cree que habría que contemplar otras hipótesis diferentes a la que, de momento, es la versión oficial?
-Todo lo que está rodeando el caso, la manera en que se ha dicho… Nosotros, que nos hemos hecho unos profesionales, tenemos nuestras dudas de que esto realmente haya sido así. Esto incluso puede encubrir un defecto importantísimo del avión, entre las múltiples variables que se barajan. También puede encubrir un atentado terrorista u otras cosas que, por cuestiones de Estado, no les interesa declarar. Creemos que hay que ser más prudentes y, sobre todo, que para dar una información como la que se dio el jueves tienen que tener todos los elementos. Falta una caja, solo tienen la de las voces de cabina y sobre eso no se puede sustentar una determinación de la causa.
¿Qué opinión le merecen los controles médicos o psicológicos a los que se someten los pilotos?
-El transporte aéreo en los últimos años se ha convertido en una carrera por ganar dinero. En las compañías low cost y en las regulares los profesionales están sometidos a multitud de presiones y de problemas que van mucho más allá de la función que tienen, que es llevar a la gente a su destino. Este copiloto, si al final prevalece la versión que han dado, tenía 600 horas de vuelo, cuando en Estados Unidos, por ejemplo, para ser copiloto se necesitan 1.500. Las compañías están metidas en una carrera por mantenerse en el mercado de transportes, los tiempos de escala se han reducido, cada vez es más rápido vaciar y subir un avión… Si este al final hizo lo que dicen, con 28 años escasos que tenía, habrá que mirar por qué la compañía aérea no lo detectó y permitió a ese hombre pilotar ese avión. Según dicen, el despegue y el aterrizaje lo hacía el comandante, que tenía más horas de vuelo y experiencia. Cuando se pone a la altura de crucero, se tiene que levantar al baño. El avión no llevaba ni media hora volando. La escala es tan mínima que a ese hombre no le permite ni ir al baño. Es peor que los conductores de autobús.
Según se ha informado, el copiloto estaba en tratamiento psiquiátrico y de baja el mismo día del vuelo. ¿Deberían someterlos a controles médicos más exhaustivos?
-No solo a controles médicos. Una compañía tiene la obligación de vigilar, hacer cursos, simulacros de todo tipo, no solo exámenes psicológicos, sino un seguimiento más exhaustivo de que los pilotos duermen las horas necesarias y otras cuestiones para que volar sea seguro. Si efectivamente estaba con depresión, la compañía lo tenía que saber. ¿Por qué le permitió seguir volando? Hay otra noticia, que no he podido confirmar, de que una gran cantidad de tripulantes y pilotos de la compañía aérea, desde que pasó el accidente, están sin volar por motivos personales. Habría que averiguar por qué no están volando. Y la compañía va a cambiar de nombre. ¿Estaba eso previsto ya?
Fuente: http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2015/03/30/sociedad/habra-que-mirar-por-que-la-compania-permitio-a-ese-hombre-pilotar