El Congreso de Honduras tratará hoy la eventual restitución del presidente derrocado Manuel Zelaya, pero el mandatario constitucional ya anunció que no acatará la decisión -sea a su favor o no- para no convalidar el actual proceso político. En tanto, Porfirio Lobo, ganador de las controvertidas elecciones del domingo, comenzó ayer sus actividades como mandatario electo, y la OEA convocó a una reunión especial para el viernes para tratar la situación en este país.
La decisión del Congreso sobre la restitución de Zelaya es uno de los puntos del acuerdo de Tegucigalpa-San José para una salida negociada a la crisis con la idea de que desembocara en las elecciones del último domingo, pero esto fue incumplido por el gobierno de facto de Roberto Michelleti y por ello ahora la decisión parlamentaria es rechazada por el mandatario depuesto. En los hechos esta votación fue pospuesta desde octubre, lo que fue considerado una maniobra dilatoria por los sectores zelayistas.
Según todas las estimaciones, la votación no será favorable a Zelaya quien, de todas formas, advirtió que no aceptará una eventual restitución para «no legitimar el golpe ni para avalarles un proceso que está totalmente viciado de nulidad», según informaron las agencias de noticias ANSA, DPA y Prensa Latina.
«Este mismo Congreso que me echó del poder y del país no me restituirá. Van a seguir con la farsa que hicieron el 28 de junio, cuando me falsificaron la firma con una supuesta renuncia», advirtió el mandatario constitucional.
Zelaya, quien anunció que permanecerá en la embajada de Brasil en Tegucigalpa hasta el fin de su mandato el 27 de enero, descartó la posibilidad de un acuerdo con el virtual ganador de las elecciones para resolver su situación.
