«Miseria calculada», la estrategia de las aerolíneas para cobrar por servicios que antes eran gratuitos

Algunas degradarían el servicio para que el cliente tenga que pagar para viajar mejor. Mientras tanto, los aeropuertos mejoran.

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(Aeronoticias): Luego de los traumáticos meses de 2020 en los que el mundo se paralizó por el Covid, recién ahora el tráfico aéreo está comenzando a recuperar el vigor perdido.

Sin embargo, para millones de pasajeros la experiencia de volar deja mucho que desear gracias a la estrategia de la “miseria calculada” con la que las aerolíneas brindan deliberadamente un servicio deficiente. ¿Podrá la tecnología devolvernos el placer por volar?

De acuerdo con el profesor de Derecho Tim Wu, desde 2014 hay un acuerdo tácito entre aerolíneas para degradar el servicio que ofrecen. La decisión, dice, fue volver mala la experiencia arriba del avión para que estemos dispuestos a pagar para evitarla.

Y así los asientos son cada vez más chicos, el equipaje es cobrado por separado y se eliminaron incluso las atenciones más básicas, como las comidas y bebidas gratis.

Wu llamó a esto “miseria calculada”, la estrategia de empezar a cobrar por aquello que, hasta hace poco, era parte del servicio básico.

Y es así que hoy elegir asiento, cambiar de itinerario o incluso extender las piernas es un lujo al que acceden los que pueden pagar por ello, más allá del pasaje que ya compraron.

Así nació una nueva categoría dentro de los aviones: la “premium economy”, una extraña combinación de palabras para nombrar lo que antes era la norma.

Pagar por unos centímetros de comodidad, la propuesta de algunas aerolíneas.. Foto: Shutterstock.
Pagar por unos centímetros de comodidad, la propuesta de algunas aerolíneas.. Foto: Shutterstock.

Disfrutar de unos centímetros más de espacio, comer algo caliente o recibir una pequeña crema de manos son ahora lujos propios de un servicio “premium”… pero sin dejar de ser “económico”.

Las líneas aéreas estarían aplicando el concepto de miseria calculada: degradar el servicio básico para que el pasajero pague más.

“Las autoridades deben ponerle un freno a la locura de volver vez más pequeños a los asientos y baños, ya que no solo son más incómodos e incluso dañinos para nuestra salud, sino que crean un malhumor durante los vuelos largos que hace insoportable el trabajo de azafatas y personal de abordo”, escribió Wu.

Pero mientras las cosas en el aire no pintan bien, las perspectivas sobre lo que suceda en tierra son mejores: un informe reciente de Oliver Wyman Forum asegura que pronto veremos aeropuertos más eficientes, modernos y centrados en el bienestar de los pasajeros.

Durante décadas, los aeropuertos fueron vistos como “no-lugares”, espacios en donde a veces pasamos mucho tiempo y en malas condiciones por retrasos o cancelaciones, largas filas para hacer migraciones y malos momentos en los espacios de seguridad.

Ahora los aeropuertos están siendo repensados como espacios placenteros y fluidos, con servicios más personalizados.

El reconocimiento facial y el compartir nuestra información personal antes de viajar permitirá reducir las filas y automatizar los controles.

Los aeropuertos ahora están siendo repensados como espacios placenteros y fluidos para el viajero, con servicios más personalizados.

El costo de esta experiencia más placentera es elevado: no son pocas las organizaciones que vienen denunciando desde hace años que este tipo de tecnologías vulnera la privacidad de las personas ya que los controles biométricos comprometen datos que son personalísimos y difíciles de recuperar una vez que son entregados.

Quizá convivan, entonces, espacios más relajados con otros tradicionales. Para algunos empresarios el sueño es que los aeropuertos puedan convertirse en algo más que un lugar de tránsito para volverse destinos turísticos por derecho propio. 

Fuente: clarin.com

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