La iniciativa nació de la indignación de cuatro grupos de jóvenes tras las declaraciones que Chávez hizo el pasado 23 de agosto en su programa dominical «Aló, Presidente», en las que acusaba a los colombianos de ser «traidores» y los invitaba a sumarse a su «doctrina bolivariana». Las relaciones entre Colombia y Venezuela están congeladas por decisión de Chávez, que respondió así al hallazgo de armas de procedencia venezolana en manos de la guerrilla colombiana y a un acuerdo por el que EE.UU. podrá hacer uso de bases militares colombianas.
En Estados Unidos se secundará la marcha en al menos 18 ciudades, y también se han coordinado participantes en Canadá y Sudáfrica, así como en Australia y en Alemania, Austria, España, Francia, Holanda, Inglaterra, Italia, Noruega, Portugal y Reino Unido. Gutiérrez dijo que hay países que no han confirmado su participación, pero que se tiene constancia de que marcharán por su cuenta.
Comentó que las formas de protesta van a variar «en función de la creatividad de cada sitio». Así, señaló que en la ciudad española de Barcelona se lanzarán al aire numerosos globos con el lema «No más Chávez», en Miami celebrarán una fiesta y en Colombia se emprenderán marchas pacíficas. «Venezuela va a hacer una cacerolada. En el país vecino hay un problema de represión, entonces las personas que no puedan marchar van a salir a las azoteas de sus casas armadas con palos y cacerolas», dijo.
Nelly Marcela Garzón, otra de las organizadoras del evento, subrayó que en el grupo de Facebook se registran entre 5 y 10 personas por segundo, lo que, a su juicio, «es un récord de convocatoria». «Estamos cansados de que el presidente Chávez nos insulte, insulte a Latinoamérica y al mundo, y nos trate de imponer a punta de mentiras, de miedo y de mala educación, su revolución anacrónica y delirante», observó Garzón.
Algunos promotores han denunciado amenazas y agresiones en los últimos días por opositores a la iniciativa. En paralelo, el Gobierno venezolano ha coordinado movilizaciones a favor del mandatario en unos 50 países que incluye una «cantata antiimperialista».