«La economía mundial atraviesa actualmente una «coyuntura crítica», subrayó Brown, quien alertó contra el riesgo de caer en la «complacencia o el exceso de confianza» ante los signos de recuperación. En ese sentido, el primer ministro británico instó a los países que comienzan a salir de la recesión -como es el caso de Francia y Alemania- a que no den marcha atrás con los planes de estímulo acordados en la cumbre de Jefes de Estado y gobierno de abril.
Según Brown, un cambio de política -que implica la inyección de 5 billones de dólares a la economía global- «podría conducir a una caída del crecimiento y del empleo, además de empeorar la situación de las cuentas gubernamentales a largo plazo». «Es demasiado pronto para hablar de una estrategia de salida» sostuvo el premier en la reunión preparatoria de la cumbre de Jefes de Estado y gobierno del 24 y 25 de septiembre en Pittsburgh, Estados Unidos, a la que asistirá Cristina Fernández de Kirchner.
Entre otras medidas a las que dio apoyo el premier se destacan lograr una nueva representación de los países emergentes en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM) -una de las prioridades de Argentina de cara la cumbre de Pittsburgh- y endurecer las medidas contra los paraísos fiscales y elaborar sanciones para los países que condonan la evasión fiscal. En tanto, Brown insistió en que debe haber un «nuevo acuerdo global», para establecer «medidas vinculantes» sobre las bonificaciones de los directivos del sistema financiero. «No se puede retornar al viejo sistema, especialmente a la práctica de las bonificaciones a los directivos no asociadas a los resultados», destacó. «Es ofensivo para los ciudadanos que pagan impuestos, y cuyo dinero ha servido a ayudar a que muchos bancos no colapsaran», añadió.
Brown había firmado el jueves una carta junto con el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, que abogaba por cambiar el sistema de bonificaciones y, concretamente, proponía que los elementos variables de la remuneración tengan un plazo más largo y puedan ser suprimidos si los negocios marchan mal.
Sin embargo, al día siguiente de la publicación de la misiva, el ministro de finanzas británico, Alistair Darling, salió a matizar la posición del Reino Unido en esta materia afirmando que poner límites los bonus de los banqueros es algo «impracticable».