(Aeronoticias) Un piloto de la compañía de bajo coste Jetblue, que sufrió una crisis en mitad de un vuelo en 2012, ha demandado a la aerolínea por negligencia y dejarle volar a pesar de no estar en condiciones para ello, por lo que reclama 14 millones de dólares (casi 13 millones de euros) en la corte federal de Nueva York, informa ‘The Wall Street Journal’.
La decisión del piloto de demandar a la aerolínea por «negligencia», adelantada por este diario, se conoce después del tráfico accidente del A320 de Germanwings.
Los hechos se remontan al 27 de marzo de 2012 durante un vuelo de la aerolínea norteamericana, que cubría la ruta Nueva York-Las Vegas. El episodio de ansiedad del piloto obligó a realizar un aterrizaje en un aeropuerto de Texas.
Antes del despegue, el piloto no había acudido a la reunión previa y rellenó con dificultad las listas de control de vuelo. Ya durante el vuelo, el piloto comenzó a gritar haciendo alusión al ataque del 11-S y al terrorismo, indicando al copiloto que no se dirigirían a Las Vegas, y que las cosas «no importaban».
Aterrizado el avión, gracias a la intervención del resto de la tripulación, las autoridades federales detuvieron al piloto, que fue acusado de interferir con los trabajadores a bordo y que posteriormente presentó su renuncia. El juez de Texas lo declaró no culpable por motivos de «locura», según informa ‘Fox News’.
Tras conocerse la demanda presentada por el ex piloto, la aerolínea ha defendido «las acciones heroicas de la plantilla, que siguen los procedimientos de seguridad».
En el vuelo, que había partido del aeropuerto JFK de Nueva York rumbo a Las Vegas, donde se celebra una convención de seguridad a la que asistían algunos de los 135 pasajeros, el piloto Clayton Osbon, según el relato de los que iban a bordo, se metió en el baño y salió gritando sobre Al Qaeda, Irak, el terrorismo y las bombas. «Nos estrellamos. Decid vuestras oraciones», gritaba mientras corría de un lado a otro del avión.
Golpeó varias veces la puerta de la cabina para intentar volver a los mandos porque decía que la tripulación había cambiado el código de seguridad para impedirle el acceso, según el testimonio de varios viajeros.
Una azafata pidió que los pasajeros colaboraron para inmovilizar al capitán. Y así lo hicieron una decena de personas, entre ellas un ex policía neoyorquino.
Un piloto que viajaba entre el pasaje se ofreció a ayudar al copiloto y entre los dos aterrizaron el avión en Amarillo (Texas). El FBI detuvo al capitán y la compañía aérea JetBlue aseguró en un comunicado que el piloto debía ser internado en un hospital.
Fuente: El Mundo