El depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil, inició contactos informales con el Gobierno de facto para salir de la grave crisis que enfrenta el país, aunque su restitución parece algo muy lejano.
Los candidatos a las elecciones presidenciales de noviembre conversaron el jueves con el presidente de facto Roberto Micheletti y más tarde cruzaron el fuerte sitio policial a la embajada de Brasil para entrevistarse con Zelaya. Zelaya dijo que el Gobierno de facto no mostró «ningún ápice» de voluntad de devolverle el poder.
Elvin Santos, candidato del Partido Liberal de Zelaya, fue más optimista. «Las partes mostraron enorme apertura. Siento que el diálogo se puede perfectamente implementar», dijo a periodistas al salir de la embajada.
El Gobierno de facto y los candidatos presidenciales apuestan a que las elecciones de noviembre pasen la página de la crisis. Pero la comunidad internacional ha dejado claro que no reconocerá a un Gobierno elegido bajo estas condiciones. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunirá el viernes para analizar la situación en Honduras, sacudida por la peor crisis en América Central en décadas.
Zelaya, Estados Unidos y el resto de la comunidad internacional exige que le devuelvan el sillón presidencial, del que fue sacado a punta de pistola el mismo día en que quería organizar una consulta popular que abriera paso a la reelección. Esto fue interpretado por grupos políticos con un intento de emular a su aliado venezolano, el presidente Hugo Chávez.