De cómo Bashar al-Assad puede ser beneficiado por EEUU

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(Aeronoticias).- El régimen del presidente sirio Bashar al-Assad ha logrado lo que parecía ser un imposible en caso se diga de la siguiente manera: Estados Unidos debe encarar un (más que posible) apoyo al régimen de al-Assad. Una de las facciones opositoras al actual gobernante de Siria, el llamado Estado Islámico (EI), ha estado asesinando pobladores en la región norteña de Irak, motivo por el que EEUU ejecutó bombardeos.

¿Cómo sucedió el viraje del mandatario Barack Obama, quien deba plantearse el pedir ayuda a Siria para combatir a EI cuando meses atrás exigía al Congreso atacar a al-Assad?

El portal Slate señala que la decisión de eliminar o afectar al otrora ISIS implicará envolverse con las autoridades sirias luego de que EI tomara un tercio del país sirio y parte de Irak y convertirlo en el autoproclamado califato.

El reporte de Reuters sobre esta situación da más luces al respecto: «Assad no está esperando de Occidente hacer pronto una política de giro de 180 grados según las fuentes señalan. Pero después de haber asegurado territorio considerado como vital para su supervivencia, el tiempo está de lado de Assad».

Una potencial alianza (en apariencia contranatura) ha tenido que ser deslizada por un retirado General y Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Británicas.  Lord Richard Dannat, en una entrevista de la BBC, indicó que conversar con al-Assad será necesario.

«La respuesta inmediata es sí», dijo. Explicó que EI se desarrolló en Siria mientras era una de las facciones en contra de al-Assad menos afectadas en los combates, originando una escisión entre los opositores de Bashar. EI llegó a Irak porque se desarrolló en Siria.

A ello se suma el ocaso de los opositores moderados frente al avance de enemigos de al-Assad de naturaleza radical.

«El viejo dicho el enemigo de mi enemigo es mi amigo ha comenzado a tener alguna resonancia con nuestra relación en Irán y pienso que» irá a tener «alguna resonancia con nuestra relación con Assad», expresó.

Por su parte, el especialista en temas relacionados con Siria, Joshua Landis, ensombreció el panorama: «Assad ha acorralado a la oposición en una esquina. Ellos le han llenado cada tema en su lista de deseos: Convertirse más sanguinario que él, Convertirse en un montón de decapitadores y radicales islámicos».

El Viceministro de Relaciones Exteriores de Siria, Faysal Mekdad azuzó la posibilidad de luchar con países de Occidente contra los enemigos de al-Assad.

«Siria no dudará en cooperar con cualquier estado en combatir el terrorismo, salvo aquellos que dicen luchar (contra ellos) mientras les financian, apoyan y respaldan», dijo Mekdad, en referencia a Arabia Saudi y las hostilidades por las diferencias religiosas. No obstante, un alto representante religioso de ese país tachó a Estado Islámico y al-Qaeda (cuya representación en los opositores sirios está en el Frente Nusra) de ser el «enemigo número uno del Islam».

De momento, la posición norteamericana es la siguiente: al-Assad es «parte del problema». Un periodista libanés especializado en Siria facilita el lenguaje de cara al futuro: «El régimen (sirio) reconoce que la apertura de Occidente será en secreto y vía canales de seguridad y no de la diplomacia».

«La apertura política-diplomática necesita más (tiempo)», avizoró Salem Zahran.

Con información de Slate.

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