• Corregir una falta siempre causa dolor, por pequeña que sea se parece a una operación quirúrgica. El corregido siempre sufre. El que corrige con frecuencia también.
• Y como sucede en una intervención quirúrgica, por inhabilidad del cirujano o por otras razones la corrección mal dada o mal recibida puede aniquilar a una persona.
• Corregir a una persona es una operación muy delicada. Se debe manejar la operación con valentia, oportunidad, habilidad y mucha delicadeza.
• La dignidad del corregido debe quedar intacta. Es nuestro hermano y hay que deslindar claramente que una cosa es la falta, el error, y otra la persona que la comete.
• Corregir viene de correcto. Es hacer que una acción se enderece rectamente, hacia los objetivos previamente fijados y según la preposición “co” es igual a “con”, que indica unión y compañía.
• El corregido no puede ser abandonado sólo a su propio destino. Entonces tenemos que brindarle nuestra ayuda.
• La corrección debe ser directa sin indirectas y únicamente dirigida a la persona que hay que corregir, nunca delante de otras personas.
• No compares su condición con los de otras personas. A lo mas alienta con tu propio testimonio, como tú has superado tus errores.
• Corrige lo más pronto que sea posible, en privado.
• Si el interesado es receptivo, no insistas con más comentarios.
• Corrige solo lo que se pueda corregir. No hagas preámbulos. Lo pones en guardia. Imaginará siempre lo peor.
• No pidas disculpas. Rebajarías la motivación.
• No corrijas con sarcasmos, burlándote sin piedad.
• No juzgues las intenciones del otro.
• Distingue entre falta y el infractor. No exageres.
• Se objetivo y equilibrado.
• Elimina los términos absolutos, como “siempre”, “nunca”, “imposible”, “no puedes” “no puedo”, etc.
• Los errores son producto más bien de la falta de información o de motivación, y no de la mala voluntad de las personas.
• Elogia y aprecia la con sinceridad las cualidades que tienen los demás. Aplica la terapia del elogio. Nunca falla.
• No despiertes fastidio contra ti cuando tengas que llamar la atención a alguien que se equivocó o cometió un error.
• Cuando tengas que corregir comienza hablando de tus propios errores y cómo tú los has podido superar.
• No des órdenes directas. Sé diplomático.
• Permite que el otro salve su prestigio.
• Despierta deseos de triunfo con tu propio testimonio de vida.
• Atribuye al prójimo una buena reputación.
• Manifiéstate de forma que los defectos aparezcan fáciles de corregir.
• Que los demás se sientan convencidos y felices con lo que le propones.
• Si queremos “ganar un millón de amigos” y lograr influir sobre las personas: no critiques. No condenes, ni te quejes. Da juicios sinceros y honrados.
• Interésate sinceramente por los demás, por sus situaciones adversas, sus preocupaciones y necesidades. Y trata de ver cómo tu puedes ayudar
• Que la otra persona se sienta importante.
• Profundo respeto por las opiniones ajenas.
• No digas al prójimo que se equivoca.
• Comienza siempre en forma amistosa y con verdadero deseos de ayudar.
• Apela los motivos más nobles y así “ganarás un millón de amigos” y podrás corregir sin herir ni ofender a quienes deseas lo mejor.