(Aeronoticias).- La Agencia Nacional para las Nuevas Tecnologías, la Energía y el Desarrollo Económico Sostenible italiana (ENEA) ha realizado un estudio durante los últimos cinco años para tratar de reproducir la Sábana Santa, custodiada en Turín, en su intento por realizar una copia, han comprobado que no se trata de una falsificación, como aseguran algunos incrédulos, sino que el sudario es real.
Los estudiosos sólo consiguieron imitar el efecto de la tela, aplicando en el lino láseres ultra violeta de lata intensidad y abrasando el material. Comprobaron que presenta unas características físicas y químicas tan distintivos que hacen imposible obtener en el laboratorio una coloración idéntica en todos sus elementos. Por lo que se descarta la teoría de que un falsificador medieval fue el autor de la reliquia.
Cabe precisar que hasta el día de hoy la ciencia aún no está en condiciones de explicar de qué modo se ha formado la imagen corpórea en el Santo Sudario. El nuevo estudio es la última pieza importante de un rompecabezas que ha desconcertado a los científicos durante siglos y ha generado toda una industria de investigación, libros y documentales.
“Las implicaciones son que la imagen se formó por una explosión de energía ultravioleta tan intensa, que sólo puede ser sobrenatural. No creo que se haya hecho nada igual”, aseguró a The Independent Luigi Garlaschelli, profesor de química en la Universidad de Pavía.
“Pero como científicos, sólo estábamos preocupados de los procesos científicos verificables Nuestros resultados ahora abrirán un debate filosófico y teológico”.
Los resultados de la investigación indica que el Sudario se remonta al siglo I, es decir no es medieval. Asimismo los científicos han comprobado la total ausencia de pigmento, lo que indicaría que no fue hecho por la mano del hombre. ”Todos los fragmentos que hemos hallado son de origen orgánico”, dice el documento que habla de sangre.
El equipo de EEUU que ayuda está investigación que incluía a físicos nucleares, químicos térmicos, biofísicos y patológos forenses concluyó que la imagen es un misterio. “Uno de los mayores objetos de veneración del cristianismo, la cubierta parece mostrar la huella de un hombre con el pelo largo y barba, cuyo cuerpo tiene heridas consistentes de haber sido crucificado.