A 153 se elevó el número de muertos por el trágico accidente en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, informó la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, quien indicó que otras 19 personas permanecen internadas en el hospital.
El accidente se produjo cuando el avión MD-82 de la aerolínea Spanair se salió de la pista al tratar de despegar con 164 pasajeros y nueve tripulantes a bordo.
Uno de los heridos falleció en el hospital
La funcionaria sostuvo que en un principio fueron 20 los supervivientes pero uno de ellos murió en un centro hospitalario.
La última víctima mortal del accidente es un hombre de entre 25 y 30 años que tenía quemaduras en el 40% de su cuerpo y que estaba siendo atendido en el hospital de La Paz en España.
Según versiones periodísticas, el 80% de los supervivientes tiene quemaduras severas, por lo que se teme por su vida.
Todos ellos están internados en distintos hospitales de la Comunidad de Madrid (CAM) y entre los supervivientes hay, al menos, tres menores.
La ministra Álvarez también confirmó que murieron todos los miembros de la tripulación y que los cadáveres estaban dispersos por la zona donde ocurrió el siniestro.
A dicho lugar se han trasladado varios vehículos con focos potentes para continuar las labores de búsqueda.
Cajas negras e investigación del accidente
Las cajas negras del avión ya han sido encontradas y serán el principal elemento de investigación del siniestro más grave ocurrido en España desde 1985.
Un juez de Madrid se hizo cargo de manera inmediata de la investigación del accidente y ordenará un informe sobre el contenido de las cajas negras de la aeronave accidentada, que registran la actividad de los instrumentos y las conversaciones en la cabina.
Fuentes jurídicas informaron a la agencia Efe de que el magistrado se trasladó al aeropuerto, al frente de una comisión judicial, para proceder al levantamiento de los cadáveres.
Los cuerpos del centenar de fallecidos fueron trasladados a un recinto ferial próximo al aeropuerto, donde la policía científica y los forenses proceden a las labores de identificación.
Para ello se habilitó un equipo de una veintena de forenses y una sala refrigerada para la conservación de los cuerpos.
