(Aeronoticias).- El asiento de mandatario en el Palacio de Carondelet apenas se ha movido. Un breve temblor para acomodar el cuerpo. Quizá para estirar las piernas. Y no se moverá hasta 2017 -o hasta que los ecuatorianos se cansen-.
Según Semana.com, los motivos de la reelección de Rafael Correa a la presidencia de la república se fundamentan en cinco puntos, que pueden ser resumidos en tres sectores distintos:
Cómo Correa ha manejado el país durante su mandato es clave. Tanto porque le dio estabilidad política -siete presidentes en diez años no dice mucho de calma social- como los programas sociales, algo que puede verse como populista o preocupación real, y el desarrollo de infraestructura vial, que a.C. -antes de Correa- estaba plagado de rutas a medio hacer, destruidas, y mucho de qué avergonzarse. Eso cambió.
La imagen que se da el presidente es otro factor. A diferencia de viejos estilos donde el presidente -que debe estar en licencia si quiera postular- se muestra en medios públicos para acaparar la propaganda electoral, hizo que otros hablaran todo lo hecho por él. Un estilo combativo sumado al show personal es un cóctel que, en Correa, resultó efectivo. No obstante, los medios poco espacio dieron a la oposición.
Pero quizá todo eso no hubiera bastado -en Perú, sólo es necesario recordar que el candidato Humala tenía todo lo mencionado en contra- si no fuera por la oposición. Unos oponentes electorales tan diversos -que trituraba la posibilidad de los demás-, tan manchados por lo que representan -en algunos casos- o tan nóveles no iban a poder calar en la población de manera efectiva.
