In Memoriam

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(Aeronoticias) El 20 de agosto de 2014 se cumple un mes de el fallecimiento de mi hermana, Carmen Samanez de Mock y es imposible no sentir un gran dolor y la mente llenarse de recuerdos. La misa se llevó a cabo  en la iglesia de la Asunción, en Miraflores, a las 8 pm.

Con ella compartí momentos inolvidables, de chicas y adolescentes, con más de una travesura, los cuales hoy duelen recordar al saber que ella ya no está.

Pude estar junto a ella 4 días antes de su partida al cielo, hablamos mucho y sobre todo la hice reír al hacerle recordar una anécdota que vivimos juntas:

Cuando empezamos a ir a fiestas, teníamos que luchar mucho porque nuestro padre lo permitiera, ya que él nos ponía como condición quedarnos hasta las doce de la noche, nada más. Asistimos al cumpleaños de una amiga y la mamá  nos dijo: «Chicas no se preocupen que yo las regreso a su casa», confiadas esperamos que la señora diga: Vamos y se demoré hablando con una  amiga. Nos dió la 1.30 de la madrugada y nosotras estábamos al borde de un ataque de nervios, hasta que por  fin la señora dijo: «Las llevo», entonces nos dejó en la  puerta de casa.

Mi hermana Camucha me dice: «Sácate los zapatos» y yo maquinalmente lo hice, entramos las dos a casa con los zapatos a la altura de los hombros y en puntas de pie y  la  impresión fue que nuestro padre con los brazos cruzados y molesto, nos dice: «Estas son horas de venir, les dije que solo hasta las doce, y nosotras: «Ay papá la señora nos nos traía, perdona». Nuestro papá: Muy bien, no me pidan permiso, están castigadas, vayan a dormir».

Este recuerdo me permitió ver la última sonrisa de mi hermana. Se me caen las lágrimas al escribir estas líneas y solo puedo decir, «Descansa en Paz, querida hermana».

Autor: Elsa Samanez



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