(Aeronoticias) El arquitecto José León Romero Almendras, de vasta experiencia profesional, fue entrevistado por nuestro portal sobre la triste situación que padecen muchas ciudades de la costa peruana a consecuencia del cíclico fenómeno del llamado «Niño Costero» que según el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) viene afectando hasta ahora a unas 800 mil personas.
«La tragedia que hoy vivimos en el Perú ha puesto en descubierto la caótica situación dentro de la cual se desenvolvían nuestros pueblos por múltiples factores: desorganización, desgobierno, inseguridad, corrupción, entre otros», opina.
«Esta es la hora, ahora o nunca, de rediseñar nuestras ciudades ( si alguna vez fueron diseñadas), se trata de reorganizar el uso territorial, lo que conlleva una adecuada zonificación, un plan director, que norme el crecimiento de la ciudad…todo ésto con fuerza de ley», acota.
Romero aconseja evitar caer en lo que acertadamente señaló el arquitecto y urbanista alemán Ludwig Hilbersermer al subrayar » la política del zapatero o la política del parche» porque significaría un craso error que nos llevaría a arrojar al basurero los escasos recursos con que se cuenta para este fín.
«Rediseñar ahora!» , insiste nuestro entrevistado, teniendo en cuenta que el principal actor es la persona humana y buscar en este diseño su confort urbano, siguiendo los lineamientos del autor de la ciudad vertical, solucionándole los problemas de habitabilidad, higiene, seguridad y circulación.
«Y quién debe afrontar esta monumental tarea ?. no es el arquitecto ni el ingeniero, por sí solos, como muchos reclaman.Quien debe tener a su cargo esta delicada misión es un equipo profesional conformado además de topógrafos, sociólogos, médicos, economistas, psicólogos. asistentes sociales, abogados, etc, cuyo trabajo debe tener fuerza de ley y su incumplimiento signifique delito penal».
Terminando sus declaraciones el arquitecto José Romero Almendras manifiesta que es preciso relanzar al Instituto Nacional de Planificación con profesionales acreditados documentariamente por sus respectivos centros de estudios, sin la intervención de los politiqueros de oficio que nombran a improvisados que desconocen los problemas que debe ser asumidos por especialistas para evitar lo que se conoce como la política del zapatero, es decir : «zapatero a sus zapatos».
