(Aeronoticias) Sebastian Woodfroffe, el canadiense que fue asesinado en la selva peruana de Ucayali trataba de encontrar «un sentido más profundo de la vida a través de la ayahuasca» declaró su amigo y compatriota, Yarrow Willard, según un despacho de BBC Mundo, reproducido hoy por el diario chileno La Tercera.
Sebastian estaba empeñado en conseguir la rehabilitación de adicciones mediante el empleo de ese alucinógeno que es usado desde hace siglos por chamanes de la selva peruana como un brebaje con fines medicinales o espirituales.
Sin embargo Sebastian Woodfroffe fue muerto por una turba de la comunidad indígena shipiba del departamento de Ucayali acusado, sin pruebas, de a su vez haber matado a su lideresa Oliva Arévalo, quien tenía amplia experiencia en la administración de la ayahuasca.
Ahora las autoridades peruanas, como la Oficina de Derechos Humanos y la Fiscalía de la Región Ucayali, a cargo de Ricardo Palma Jiménez, profundizan las investigaciones. » No descansaremos hasta que ambos asesinatos sean resueltos», juró este último.