(Aeronoticias).-Ante las escalofriantes imágenes de niños empuñando armas, los denominados pioneritos utilizados por Sendero Luminoso como combatientes en la convulsionada zona del VRAE, el representante en nuestro país del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Paul Martin expresó su rechazo y condena por la explotación que sufren estos niños, y anunció que brindarán todo el apoyo necesario para resolver esta problemática.
En declaraciones a la agencia Andina dijo que Unicef dotará de todo el apoyo y abogacía que se requiera para que los menores afectados por el grupo terrorista Sendero Luminoso o cualquier otra forma de violencia sean atendidos y para que la sociedad se preocupe por esta terrible situación.
Fotos y reportes periodísticos confirmaron que la demencial organización narcoterrorista Sendero Luminoso entrena a niños y adolescentes en el uso de armas de guerra para emplearlos como combatientes en los enfrentamientos contra las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en el Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE), hecho desde todo punto condenable, que ha sido rechazado y condenado por diferentes entidades y organizaciones como la Defensoría del Pueblo y Save the Children.
El representante de Unicef explicó que la situación de los niños en esta zona del Perú es muy preocupante y reveló que gestionará reuniones con autoridades peruanas para estudiar el tema.
Adelantó que hoy tiene prevista una cita con el defensor del pueblo, Eduardo Vega, en la cual aprovechará para conocer la información que esta dependencia posee sobre el estado de los niños denominados pioneritos en el VRAE.
Agregó además que también se pondrá en contacto con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y no descartó solicitar una reunión con el jefe del Estado, Ollanta Humala.
Martin indicó que la Convención de los Derechos de la Niñez y las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas señalan que el uso de menores en situaciones de guerra o conflicto armado “está tajantemente prohibido”, y precisó que la situación es aún más grave cuando se produce explotación sexual.
Cortesía Ojo