(Aeronoticias).- Luiz Inácio Lula da Silva, (65) fue proclamado como el presidente más amado de su país poco antes de dejar el poder al cual llegó luego de tres derrotas consecutivas y cuando ya estaba casi decidido a abandonar la lucha pues el pueblo brasileño le tenía miedo, creyendo que le quitaría sus propiedades.
Esto fue confesado por el mismo Lula sin poder contener el llanto en su último discurso como gobernante del país más poderoso de Sudamérica y próximo a convertirse en una potencia de alcance mundial.”Yo perdí en varios intentos porque parte del pueblo me tenía desconfianza”, dijo en la ciudad de Pernambuco, donde nació y vivió como un muchacho pobre de una zona rural.
Ahora, ya desde el llano, este exitoso ex mandatario brasileño y ferviente creyente ha lanzado un poster consejo : “El que no cree en Dios, debe creer”, atribuyendo a su fe religiosa las grandes realizaciones que consiguió a favor de su pueblo. Algo que seguro tendrá en cuenta su flamante sucesora Dilma Rousseff, quien asumirá el mando el primer día del año 2011.
